Colección Numismática del BCV recoge parte de la historia del país
Los venezolanos pueden conocer la historia a través de las monedas, piezas que llegan a ser fuente de anécdotas, detalles y testimonios sociales, económicos y culturales de nuestro país. La numismática abre las puertas a su estudio, a través de elementos como la cantidad de acuñaciones, el material de fabricación, la belleza de los grabados, la rareza de la pieza y la naturaleza que encierra cada una, incluso, los errores al ser producidas.
Descubrir y compartir las curiosidades de estas piezas, facilita el conocer aspectos decisivos en el desarrollo de una nación. En Venezuela existen diversos ejemplos de este tipo, especialmente con piezas de valor numismático, por su forma, modo o lugar de acuñación, entre otros aspectos.
Es el caso de “el pachano”, una moneda de oro acuñada durante la tercera presidencia de Antonio Guzmán Blanco (1886-1887) y vinculada con la creación de la segunda casa de la moneda que funcionó en el país. Su historia es contada en los recorridos guiados que se ofrecen en la Sala de Exhibición Numismática del Banco Central de Venezuela, de lunes a viernes, de 8:00 am a 4:00 pm.
“El pachano” es parte de las 14.000 piezas que componen la Colección Numismática del BCV, de las cuales 1.200 se exponen de manera permanente en la mezzanina del edificio Sede del instituto emisor.
¿Cómo comenzó el apodo?
Para el año 1885, el general Antonio Guzmán Blanco ejercía funciones como ministro plenipotenciario de Venezuela ante varios gobiernos europeos y firmó un convenio en Londres para la instalación de una nueva casa de la moneda con sede en Caracas o La Guaira. La materia prima dispuesta sería el oro extraído de las minas de Guayana. La concesión pasó a la empresa francesa C. A. La Monnaie. El contrato, válido por 20 años, estipulaba que la nueva fábrica debía acuñar 4 millones de bolívares en oro y plata.
Fue el 16 de octubre de 1886, a las 4:00 pm cuando inauguraron la Casa de Moneda de Caracas, en presencia del presidente Guzmán Blanco. La nueva institución quedó ubicada en el N° 48 de la avenida Norte, en la antigua calle Comercio, que desde ese momento fue conocida popularmente como esquina del Cuño, nombre que conserva hasta la actualidad.
El general Jacinto Regino Pachano (1835-1903) fue nombrado inspector general de la Casa de Moneda, tras la renuncia de Adolfo Ernst, quien desempeñó el cargo por pocos días. La primera moneda que se acuñó fue una pieza de 100 bolívares en oro, ley 900, con un peso de 32,2 gramos y un diámetro de 35 mm.
Cuando le mostraron esta moneda a Guzmán Blanco, él dijo: “¡Qué bueno, Pachano!”. Se cree que a partir de esta exclamación se apodó a la moneda con ese apellido.
La vida operativa de la fábrica caraqueña fue de apenas 33 meses, de 1886 a 1889.
Mercedes Carlota de Pardo, fundadora de la Colección Numismática del BCV, en su libro Monedas venezolanas, narra que, luego de una serie de encuentros y desencuentros entre el Gobierno nacional y la compañía francesa La Monnaie, el 28 de junio de 1889 se clausuró definitivamente la Casa de Moneda de Caracas, última fábrica de este tipo en la ciudad capital. Culminó sus labores después de una última acuñación de 6.200 pachanos, cuyo oro había sido remitido por la C.A. Minera Nacional El Callao.
Piezas muy valoradas
El anverso del pachano muestra la efigie del Libertador mirando a la derecha, como es clásico en todas las monedas de oro venezolanas. En el reverso está el Escudo de Armas de la República y el año de acuñación.
Se acuñaron 87.429 pachanos, entre 1886 y 1889, siendo los de 1886 los más buscados por coleccionistas, debido a que en ese año solo se produjeron 4.250 piezas.
Un color singular
El oro utilizado en la fabricación del pachano provino de las minas del Yuruary, estado Bolívar, de allí la tonalidad amarilla verdosa de la moneda, debido al alto contenido de arsénico del oro del sur de Venezuela.
Para timar a los coleccionistas se han falsificado pachanos, acuñados en oro y con ley adecuada, pero el color amarillo verdoso es referencia importante para diferenciar los legítimos de los falsos. Otro detalle para determinar la legitimidad de la pieza es la ranura o canales del canto de la moneda; en la falsificación estos son perfilados, en los legítimos son muy irregulares.
No es una morocota
Es muy frecuente en las conversaciones de los venezolanos, e incluso en textos, confundir el pachano de oro con la moneda conocida como la morocota. Ello es comprensible debido a que ambas monedas fueron acuñadas en oro con ley 900, tienen diámetro muy parecido, peso similar y ambas piezas datan del siglo xix.
Sin embargo, son dos monedas completamente distintas. El pachano fue una pieza de 100 bolívares en oro, mientras que la morocota tenía un valor facial de US$ 20, que al cambio de la época serían 104 bolívares.
El pachano y la morocota comparten espacio en la numismática venezolana; sus diseños y composición aurífera le dan a cada pieza una personalidad numismática perfectamente definida. A pesar de medir y pesar casi lo mismo y tener la misma ley, estas monedas transitaron los caminos de la historia por senderos totalmente distintos.