San Antonio de Padua: El ritmo del Tamunangue

El Banco Central de Venezuela en su continua labor de preservar las raíces culturales del país, celebra junto a la comunidad bancentralista y sus allegados, "El día de San Antonio", que sonará al ritmo del Grupo Gajillo, el miércoles 7 de junio, a las 4 p.m., en la Plaza Juan Pedro López. Este grupo presenta el Tamunangue, baile tradicional religioso con el cual los pobladores del estado Lara, brindan un festivo homenaje a San Antonio de Padua, en su día.

 

La agrupación Gajillo, fue creada por el bajista Freddy Rivas en 1977, con la misión de difundir la música folklórica venezolana. En 1983 se define como proyecto musical en la Dirección de Cultura de la Universidad de Carabobo. Desde entonces empieza a tener enorme éxito dentro y fuera de los muros universitarios y es continuamente invitado a eventos tanto en la región como en las principales ciudades de Venezuela. Su repertorio abarca los más representativos estilos de la música popular venezolana y latinoamericana.

 

A través de su trayectoria este grupo ha alternado con prestigiosas voces nacionales como Serenata Guayanesa, Simón Díaz, Jesús Sevillano, Georges Moustaki y el grupo Guaco.

 

El Tamunangue

 

Baile tradicional del estado Lara, toda la región comprendida entre El Tocuyo y Curarigua lo práctica y está considerado como una de las expresiones folklóricas más interesantes de América. En la región larense se acostumbra a interpretar este baile como pago de alguna promesa a San Antonio.

 

Frente a un altar los músicos acostumbran quitarse el sombrero al cantar, el Tamunangue, no es considerado como una diversión, sino una especie de rito que practican en los pueblos de la zona. Siempre inician el canto con una Salve, cuya letra es la misma de la oración, sigue la parte llamada la Batalla, que es una esgrima del garrote al compás de una música descriptiva y continúa con una serie de danzas religiosas.

 

El Tamunangue es considerado como uno de los bailes más originales en América. La elegancia aristocrática de su coreografía, la pureza de concepción de sus movimientos, revelan un baile de regocijo popular, el cual está exento de todo sensualismo o elementos que pudieran quitarle el espíritu ingenuo, con el que todavía se baila en los campos de Lara.