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BCV despide su mes aniversario con merengues caraqueños

Fecha: 
Viernes, 26 Octubre 2007

 

Canciones como “Ariel” y “Son de la loma” retumbarán en la plaza Juan Pedro López el  miércoles 31 de octubre, a partir de las 4:00 pm, en el marco de la celebración de los 67 años del Banco Central de Venezuela. El grupo Los Antaños de San José será el encargado de cerrar el Festival de Música Cañonera, en el cual se  presentaron diversos exponentes de este género durante todo el mes de octubre.

 

Los Antaños de San José tiene preparado un ameno repertorio de merengues caraqueños. El público podrá disfrutar de canciones como “La morena de mi copla”, “Cocoita”, “Merengue”,”Son de la loma”, “Ariel”, “Nueva York” y “Popurrí”. Desde hace aproximadamente 12 años, esta agrupación se ha dedicado a divulgar el estilo cañonero, una música que sobresalió en Venezuela por su explosivo ritmo a comienzos del siglo pasado.

 

Este ritmo nació en Caracas a principios del siglo XX, como resultado de un fenómeno de centralización y de confluencia de varios factores culturales de diversos y remotos puntos del país. El deseo de la gente recién llegada de interpretar la música de sus respectivas regiones los llevó a utilizar la instrumentación que tuviesen a mano.

 

A esto se debe que en el mismo género se puedan encontrar múltiples instrumentos, que van desde la mandolina y el violín, hasta la trompeta y el redoblante. La rica variedad de estilos tradicionales, una nueva dotación, un medio ambiente distinto y las influencias que ejercieron los ritmos de otras latitudes del mundo ejercieron una lógica alteración sonora.

 

El resultado de este fenómeno, sumado a un lenguaje citadino, por lo general jocoso, dio como fruto un tipo de música que se puede considerar la primera expresión urbana entre la música venezolana, y que tuvo un fuerte arraigo en el pueblo de las crecientes ciudades de la Venezuela de los años 30.

 

Existieron en los comienzos dos tendencias que se desarrollaron en este género. La primera era de "serenata" y en ella solía cantarse, y los instrumentos eran de sonido suave, acorde al estilo. La segunda corriente fue la que se desarrolló en los "mabiles", centros de tolerancia donde se podía bailar.